Con el transcurso del tiempo
aquellos remotos antepasados se modificaron y se adaptaron perfectamente
al medio líquido, hasta convertirse en los cetáceos
de la actualidad. El tetrápodo ancestral se transformó
en un ser aerodinámico. Sus patas posteriores desaparecieron,
y las anteriores adoptaron la forma de aletas. Como único
órgano propulsor desarrollaron una potente aleta caudal
que, a diferencia de la de los peces, es horizontal y bate el
agua de arriba abajo. De este modo, aunque los cetáceos
se han independizado totalmente de la tierra, siguen "galopando"
por el mar, como sus antepasados lo hacían por las estepas.
En ciertas épocas del año los cetáceos,
reunidos en grupos, realizan larguísirnos viajes.
Los cetáceos
son mamíferos y, por tanto, paren sus crías y
luego las amamantan. La tradición los ha mencionado erróneamente
como "peces". Los demás mamíferos marinos
-focas, leones marinos y vacas marinas- no han logrado independizarse
totalmente de la tierra. Temporalmente visitan las costas y
desde ellas parten nadando por el mar siempre a distancia regular.
Para algunos de ellos la tierra firme son los témpanos
de hielo, y a veces se dejan llevar a la deriva subidos en un
iceberg.
Para sobrellevar los rigores de la vida en el mar helado les
es muy útil la espesa capa de grasa que tienen bajo la
piel. Pero esa capa es también su perdición, pues
desde hace miles de años la piel y grasa de focas, osos
polares y ballenas ha sido codiciada por los hombres. Mientras
el esquimal cazaba la foca sólo como alimento y materia
prima de vestido, y los balleneros usaban arpones de mano que
arrojaban desde pequeñas embarcaciones, estos animales
no estuvieron seriamente amenazados. Pero desde el momento en
que el hombre inició su Persecución empleando
los medios de la técnica moderna, estos seres quedaron
al borde de una total aniquilación. Algunas especies
se han extinguido y otras, que aún sobreviven, se ven
cada vez más diezmadas.
La historia. de los mamíferos marinos es la de las enormes
ballenas y sus pequeños parientes cercanos, los alegres
delfines. Es también la de las focas, tan torpes en tierra
como diestras en las aguas. Es, por último, la del solitario
oso polar de los campos de hielo del norte. Es, en fin, la historia
de la codicia e insensatez humanas.
Los saurios de hace ciento setenta millones de años,
ya extinguidos, eran ciertamente animales voluminosos. Pero
la ballena azul es mucho mayor. Con sus 30 metros de longitud
y hasta 130 toneladas de peso es decir, tan grande como 2.000
hombres es el mayor animal de que se tiene noticia. Su corazón
tiene el tamaño de un buey y la lengua pesa tanto como
un elefante.